CULIACÁN, Sin., 12 de diciembre de 2023.- Cinco horas antes de la medianoche, cientos de habitantes y turistas encienden las velas que habrán de recorrer todo el pueblo de la cabecera municipal de Cosalá. Es el preámbulo de la conmemoración del Día de la Virgen de Guadalupe o La Noche de las Velas.
La tradición se remonta a tres siglos donde toda la población del pueblo mágico de Cosalá, ubicado en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental en el estado de Sinaloa, católicos y no católicos, festejan a la virgen guadalupana.
La procesión inicia en una pequeña capilla de la Virgen de Guadalupe y culmina en la catedral ubicada en el centro de Cosalá.
Los cosaltecos y turistas llevan encendidas sus velas, corean rezos, rosarios y plegarias de la religión católica entre las calles coloniales rodeadas de casas arquitectónicas estilo churrigeresco.
Desde el año 2006, esta tradición ha cobrado auge, cuando Cosalá fue denominado pueblo mágico. Su nombre significa “Agua o arroyo del Quetzal” aunque irónicamente, en esta región no hay quetzales, pero si mucha agua que baja de los arroyos de la sierra. Y como Quetzal significa “algo brillante o resplandeciente” por eso el significado de Cosalá.
El municipio tiene casi siete mil habitantes y la mayoría participa en la procesión de las veladoras. Iluminan las calles durante cinco horas hasta que dan las 12 de la noche para cantar Las Mañanitas a la Virgen en la catedral de Cosalá.
-Yo no soy devota de la Virgen- dice una señora de edad madura. pero mi piel se me pone chinita cuando veo la procesión. Me emociona tanto que me dan ganas de llorar.
Y es que las personas manifiestan un fé que contagia a cualquiera cuando cantan y rezan en la noche iluminada solamente por las parafinas.
En los años recientes Cosalá ha tenido gran atractivo por este evento, los hoteles y restaurantes se ven saturados desde una semana previa al 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe.
La comida tradicional, el chilorio (carne de puerco deshebrada con chile colorado), la machaca, el chorizo sinaloense, los tamales y la calabaza enmielada (llamada fruta de conserva), prolifera en los restaurantes.
A las 12 de la noche llegan los feligreses a la catedral y entonan Las Mañanitas a la Virgen y se produce un emotivo festejo con luces, música, abrazos y no pocos llantos entre los cosaltecos que asi demuestran su fé y devoción por la tradición guadalupana en la Sierra Madre Occidental.