Libertad de Expresión ¿Que duele más?
¿Qué duele más, una patada en los huevos o un golpe en el bolsillo? – le preguntó alguna vez, Óscar Flores Sánchez a Javier Coello Trejo.
Don Óscar había asumido el cargo de Procurador General de la República, en el periodo presidencial de José López Portillo a los 70 años de edad; había sido senador y gobernador del estado de Chihuahua.
El presidente le encargó a Flores Sánchez combatir la corrupción dejada por Luís Echeverría. ¡Qué ironía! Llamó Coello para que le ayudara en esa encomienda. Por eso le planteó aquella pregunta.
El procurador respondió así mismo: “Si recibes un golpe en los huevos te pones hielitos, aguantas el dolor y al rato se te pasa, pero si a un cabrón que le quitas la forma de vivir del gobierno, le va a doler más que todo. Y ahí se chinga”
Viene esa referencia a colación, porque este 7 de junio algunas agrupaciones de periodistas celebran el “Día de la Libertad de Expresión” y muchos lo festejan como “Día del Periodista”.
Muchos ignoran cómo y por qué se celebra el 7 de junio. Ya lo hemos comentado infinidad de veces. Pero, hoy hacemos referencia a ello, porque, precisamente, una gran cantidad de trabajadores de los medios de comunicación, reporteros, redactores, comentaristas, opinadores y hasta voceadores han utilizaron esa libertad de expresión para ilusionar a más de 17 millones de electores que votaron el domingo 2 de junio en el proceso para elegir presidente (a) de la república.
Utilizaron esa libertad, pero a través de la rijosidad, el odio, el menosprecio, el clasismo, la humillación en contra de una persona y de un partido político con los que no están conformes porque les quitaron la forma de vivir del gobierno.
Así hemos visto en éste naciente siglo como periodistas que recibían canonjías del erario y hoy están marginados del presupuesto, destilan odio, antipatía y rencor contra quien les dio un golpe en el bolsillo. En el panorama nacional son centenas de intelectuales, comentaristas y opinadores que no digieren ese golpe del que hablaba Flores Sanchez.
En Sinaloa, unas docenas más que sufren la marginación del presupuesto gubernamental, buscaron cobijo en las arcas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), y desde allí esparcen sus frustraciones financieras a través de sus escritos, comentarios y editoriales.
Hablan de un supuesto autoritarismo y limitación a la libertad de expresión, cuando es exactamente de la libertad de que se goza en el país para vocear lo que se les venga en gana contra el gobierno, utilizando, incluso, lenguaje soez vulgar y prosaico.
Sin embargo, ya vieron, les salió el tiro por la culata, porque 36 millones de mexicanos ignoraron a esos frustrados por sus comentarios soeces y se lanzaron a las urnas para elegir a una persona que convenció y venció al odio, rencor y clasismo de los agoreros del desastre.
Y no se trata de ocultar o negar que aún existan esmeros especiales para algunos comunicadores. Pero, como decía el ex gobernador sinaloense, Alfonso Genaro Calderon Velarde, cuando ciertos sectores que había marginado le reclamaban falta de atención especial: “Los que ya bailaron, que se sienten”
Así que Feliz Día de la Libertad de Expresión.