Varios presidentes municipales de Culiacán han anhelado ser gobernadores del estado de Sinaloa. Ninguno lo han logrado. Sus ambiciones, perdón, quiero decir sus aspiraciones, se han visto frustradas por diferentes circunstancias.
Así que ni se animen, porque ese maleficio continuará por muchos años más.
Lo advertía el célebre líder cetemista Fidel Velázquez Sánchez:
Un día del año 1986, cuando Francisco Labastida Ochoa había sido postulado a la gubernatura de Sinaloa, al entonces senador Juan Millán Lizárraga le ofrecieron la candidatura a la alcaldía de Culiacán.
-Don Fidel – le dijo ponderadamente Millán – Labastida me ofrece la candidatura para la presidencia municipal de Culiacán.
-Mire, compa Juan – le insinuó enérgicamente -si usted acepta irse a Culiacán ¡olvídese de que algún día será gobernador de Sinalo
No hubo más palabras sobre el tema. Y Juan Millán mantuvo su escaño en el Senado de la República; años después obtuvo la candidatura del PRI al gobierno de Sinaloa, ganándola a Lauro Díaz Castro, en buena lid electoral interna, quien era impulsado por Francisco Labastida Ochoa, a la sazón, secretario de Gobernación. JSM fue gobernador del 1° de enero de 1999 al 31 de diciembre de 2004.
Hacemos esta remembranza porque desde la época post revolucionaria, una docena, cuando menos, ha codiciado la gubernatura. Algunos han figurado en las ternas finales para la candidatura, pero se han quedado con las ganas.
Mariano Carlón López, Amado Estrada Rodríguez, Ernesto Millán Escalante, Lauro Díaz Castro, Gustavo Guerrero Ramos, Jesús Enrique Hernández Chávez, Aarón Irizar López, Jesús Vizcarra Calderón, Héctor Melesio Cuén Ojeda, Aarón Rivas Loaiza, Sergio Torres Félix, Jesús Antonio Valdés, fueron alcaldes de Culiacán y no han alcanzado la gubernatura de Sinaloa…hasta ahora.
Cuatro de ellos ya fallecieron, dos más están en el ocaso de su delirio político, y el resto mantiene la esperanza de romper la maléfica tradición. Cinco pertenecen al cuasi extinto PRI; y otro, con su feudo político UAS-PAS, apetece el poder gubernamental.
Ninguno de ellos es ya de fiar. La ciudadanía los tiene identificados por su relación escabrosa con personajes de dudosa reputación. Lo hemos señalado varias veces en este espacio.
Y dos que tres hasta se las dan de osados con sus arrogantes declaraciones:
-No mando mensajes. Si aspiro, y si me animo. Me siento fuerte - Dijo uno de ellos.
-Si por alguna circunstancia el PRI no me trata con respeto y aprecio a mi carrera partidista – advierte otro – tampoco soy un faquir político. He estado en el PRI, pero no estoy corriendo ni saliendo por la puerta de atrás.
Pusilánimes que no fueran. Recordemos el más reciente proceso de selección de la candidatura a gobernador, cuando Quirino Ordaz Coppel, sorprendió a todos con su postulación. ¡Amorrados se quedaron aquellos dos!
Aquél sábado 23 de enero de 2016, cuando la efervescencia priista ocurría afuera del edificio del boulevard Madero en Culiacán, una camioneta blanca se estacionó enfrente con un letrero que exhortaba a Irizar a salirse del PRI y lanzarse por otro partido, pues estaba muy arriba en las encuestas. Pero, no lo hizo. Instruyó a que retiraran la camioneta. Le faltaron… tamaños.
Y el que dice que no manda mensajes, ese día si mandó uno, muy servil y rastrero. Adhirió, inmediatamente a sus seguidores a estimular al postulado con el grito de ¡Quirino, Quirino! Cuando en otras ocasiones presumía su arrojo político.
Y muchos militantes priistas gritaban ¡No queremos chilorio ni atún!
Ahora, los tiempos son diferentes. Como ven cierta indolencia en la Tutela Gobierno –PRI, se les hace muy fácil brincarse las trancas.
Y aquí insistimos, ¡Ni se animen!