Como me ves, te verás, dice un viejo refrán que se refiere, principalmente, al declive de la edad del ser humano. Pero, se puede acreditar también a los políticos en el poder cuando enjuician a los que les precedieron.
Así se lo hizo ver alguna vez un ex gobernante estatal a otro que estaba en activo.
-De lo que ustedes me están imputando – le advirtió, punzante – ustedes se van a ver peor. Ya lo verán.
El escenario se repite cada que agoniza un sexenio gubernamental. Allí tiene usted el asunto Carricarte-Villarreal o si quiere abonarlo a Quirino-Malova. Pero también ha ocurrido en el relevo Aguilar-Millán o Labastida-Toledo, por citar algunos.
El caso es que todo sucede por revanchas políticas, pese a que un gobierno en turno siempre apoya financieramente la campaña política del candidato de su partido para que consiga el triunfo electoral y por ende la gubernatura.
Pero, también derivan otras circunstancias, como lo que ocurre ahora con el juicio Carricarte-Villarreal. Se ha dicho que la salida de Carlos Ortega Carricarte de la Secretaría de Administración y Finanzas del Gobierno de Sinaloa fue por haber negociado con un simple pago de dos millones de pesos una “reparación de daño” con su antecesor, Armando Villarreal Ibarra, acusado de desviar 293 millones de pesos.
Puede que esa haya sido la causa principal, pero qué hay de la participación del Poder Judicial del Estado. Porque, si bien fue la jueza Sara Bruna Quiñones, adscrita al Juzgado de Primera Instancia de Control y Enjuiciamiento Penal de la Región Centro, la que rechazó el acuerdo Carricarte-Villarreal porque “la pareció inmoral” lo cierto es que no se manda sola. Tiene un mando superior llamado Enrique Inzunza Cázarez, presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sinaloa.
Recordemos las querellas entre los Poderes Judicial y Ejecutivo cuando éste último pretendió imponer a un recomendado en una terna para magistrado, y cuando proyectó un recorte presupuestal al Poder Judicial, lo que obligó al magistrado a interponer una controversia constitucional.
Hubo igualmente una situación penosa que exhibió un asunto íntimo del presidente del Supremo Tribunal de Justicia, que no tiene caso mencionarlo aquí, pero que también pudo haber sido circunstancia para que la jueza rechazara la negociación Carricarte-Villarreal.
La salida de Carricarte era inminente, no sólo por el caso Villarreal, pues desde hace meses la administración y las finanzas de Sinaloa están embrolladas Hay deudas por doquier. Le deben a todo tipo de prestadores de servicios, a empleados y trabajadores. Acreedores como maestros, jubilados, constructores, empresarios, médicos, enfermeros y otros más reclaman pagos que se deben desde el año pasado.
Y el galimatías se produce, a pesar de que el gobernador proviene del área financiera en que se desempeñó en administraciones estatales recientes
Por eso, describimos el refrán de “como me ves, te verás” porque en estas cuestiones, siempre hay revanchismos o venganzas que los ciudadanos ignoran u olvidan muchas veces.
Tan es así, que la degradación mediática que se ha hecho del ex gobernador Mario López Valdés, independientemente de que si robo o no robo al erario, tiene qué ver más bien con una venganza personal de la cual hablaremos en otra ocasión, porque la historia es larga y hay afán de Jesús Vizcarra Calderón y Mario Zamora Gastelum de que se consolide la represalia.