Dos colisiones provocó Marcelo Ebrard en su proyecto de alcanzar la candidatura a la presidencia de la república en 2024. Pretendió imponer la postulación de dos aspirantes a gobernadores en Sinaloa y Guerrero, lo atajaron a tiempo, pero dejó resabios en las huestes de MORENA en esas entidades.
Los días 16 y 17 de diciembre pasado, el dirigente nacional del partido MORENA, Mario Delgado, habían dispuesto la candidatura de Gerardo Vargas Landeros para el gobierno de Sinaloa y de Pablo Amílcar Salazar Ballesteros para el estado de Guerrero: dos intrusos advenedizos, con escasa trayectoria política dentro de la Cuarta Transformación, que habían irrumpido en el proceso de selección.
Sin embargo, todo se detuvo horas antes, porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, a través de Ricardo Monreal, intervino oportunamente para que postularan a elementos con méritos probados en la política de la izquierda mexicana: Rubén Rocha Moya y Félix Salgado Macedonio, quienes buscarán que la tercera sea la vencida, en su afán de ser gobernadores de Sinaloa y Guerrero, respectivamente.
Y aunque han aparecido muchos detractores de Rocha y Salgado, lo cierto es que por méritos propios en la izquierda mexicana han alcanzado la candidatura. Que ganen la elección y sean gobernadores, ya será decisión de los votantes en junio próximo.
Y decimos que la tercera podría ser la vencida, porque ambos han competido por la gubernatura de sus entidades en dos ocasiones, pero fueron derrotados en las urnas, por priistas.
Rocha Moya participó por primera vez en una contienda electoral en 1985, por el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). De allí en adelante empezaron a unirse las fuerzas de la izquierda y en 1986 se formó una Coalición del PSUM-PMT-PRT y CS para postular a Rocha como candidato a gobernador.
Eran tiempos en que el PRI ganaba las elecciones, con cierta dificultad. Francisco Labastida Ochoa (quien era un improvisado candidato) ganó la gubernatura con 392 mil votos, seguido de Manuel Clouthier del Rincón con 164 mil votos. La Coalición de Rocha Moya apenas alcanzó 9,910 sufragios.
Rocha concluye su gestión como rector de la UAS (1993-1997) y se incorpora al PRD que se había constituido en partido político después de que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano formara el Frente Democrático Nacional (FDN). López Obrador ya era dirigente del PRD y coincide con el maestro universitario que se postula por segunda ocasión a la gubernatura de Sinaloa, en 1998, ahora con las banderas del PVEM y Partido del Trabajo (PT).
Fue una elección expectante porque en el PRI hubo una contienda interna entre Juan Millán Lizárraga y Lauro Díaz Castro, que ganó el primero.
Rocha no gana la elección, pero la Coalición PRD-PVEM-Pt obtiene 160 mil votos que representan el 18.91 %. (Cabe aclarar que por sí sólo, el PRD obtuvo 147 mil 513 votos, la más alta votación alcanzada por la izquierda desde su participación en comicios estatales). JSM ganó la gubernatura con 397 mil votos, mientras que Emilio Goicoechea, del PAN consiguió 273 ml sufragios.
Félix Salgado.
Por su parte, el guerrerense Félix Salgado Macedonio, se inició en la Corriente Democrática de Cuauhtémoc Cárdenas desde 1989. Contendió por primera vez por la gubernatura en 1993, pero perdió ante el cacique priista, Rubén Figueroa Alcocer.
No obstante, Salgado siguió participando en los organismos políticos de la izquierda del mismo Cárdenas y de López Obrador. En 1999 buscó por segunda ocasión la gubernatura de Guerrero, y ahora pierde ante otro cacique priista: René Juárez Cisneros.
Sin embargo, Salgado Macedonio obtuvo la presidencia municipal de Acapulco con abundante votación en 2005-2008. Antes fue diputado federal y senador por las mismas siglas del PRD y más reciente por MORENA.
De tal manera, que a esos dos genuinos izquierdistas que vienen desde las primicias de MORENA, quisieron desplazarlos dos advenedizos en Sinaloa y Guerrero.
Ahora falta, que tanto Rocha como Salgado, demuestren en campaña que mantienen sus convicciones de consolidar la Cuarta Transformación. Y refuten a sus detractores.