-Sí, ya me estoy dando cuenta de muchas cosas – respondió un tanto afligido el gobernador Rubén Rocha Moya, cuando el reportero preguntó sobre los problemas financieros que dejó el gobierno anterior: Nada menos que un déficit de 2 mil 600 millones de pesos que no se sabe en qué se gastó.
Y aunque reitera que no investigará la administración de Quirino Ordaz Coppel porque ¨no tiene facultades para meter a la cárcel a nadie y lo deja a otras instancias revisoras”. Lo cierto es que en política, el mes de diciembre es de cuchillos largos para el gobernador que se va. Y el que llega no tendrá otra opción, más que proceder.
Y es que cada día surgen más anomalías, absurdos e incoherencias en el gasto público del gobierno quirinista. Rocha lo admite: plazas laborales otorgadas de manera irregular en la Secretaría de Salud, permisos de alcoholes inauditos, créditos inducidos a transportistas urbanos, retenciones del IPES no pagados al STASE, deudas a textileros, obras inconclusas ya pagadas Eso tan sólo de lo que se ha descubierto en 35 días de gobierno. Antes de finalizar el año, habrá más sorpresas.
Por lo pronto, Rocha ha solicitado un crédito a corto plazo de 1,300 millones de pesos para solventar el pago de quincenas y aguinaldos de miles de burócratas del gobierno sinaloense. Confía en que el presidente López Obrador lo apoye a través de la Secretaría de Hacienda. Pero, si no lo respaldan, habrá graves dificultades financieras.
Ah, pero no investigará a Quirino porque fue su jefe, y éste a su vez fue empleado de Jesús Aguilar Padilla con quien Rocha también colaboró en la asesoría gubernamental. Y por si fuera poco, otro Jesús, Vizcarra Calderón, tiene metida la mano en este gobierno sinaloense.
Y lo paradójico es que mientras a un ex gobernador como Mario López Valdés lo lincharon mediáticamente por desviar 360 millones de pesos para pagar sueldos y aguinaldos de burócratas en diciembre de 2016, a Quirino Ordaz Coppel no lo tocan ni con el pétalo de un esculque cuando hay múltiples evidencias de corrupción, tráfico de influencias, cohecho, peculado y uso indebido de atribuciones, entre otros.
A Rocha ya le inquietaron varias dudas como el que en 2021 fue año electoral y hubo recursos financieros que no se aplicaron debidamente. Y durante el proceso de entrega-recepción se dijo que Quirino le dejó un guardadito a Rocha. Lo cierto es que no hay un peso para solventar deudas.
Pero se niega a investigar a Quirino, porque eso tiene que derivar de una investigación una vez que se tengan las cuentas públicas, que según Rocha, no le toca hacerlo a él.
Recordemos el linchamiento mediático del malovismo: en febrero de 2019 acusaron al ex secretario de Administración y Finanzas de Malova, Armando Villarreal de haber desviado 293 millones de pesos en diciembre de 2016.
Ese “desvío” se produjo porque la Secretaría de Hacienda cuyo titular era José Antonio Meade, incitado por Mario Zamora, retuvo el apoyo del cierre de 2016. Se llegaba la hora de pagar la quincena y aguinaldo a los burócratas. Se acordó tomar recurso federal de otros rubros para cumplir con la burocracia, de lo cual estuvo debidamente enterado Quirino Ordaz.
En una actitud, prácticamente ruin y cobarde, Quirino denunció después las irregularidades
Eran tiempos en que la dupla de los jesuses, Aguilar-Vizcarra, no asimilaban la estrepitosa derrota electoral que les causó Mario López Valdés en 2010. Incitaron a su ex empleado Quirino convertido en gobernador en 2018 a que denunciara y metiera a la cárcel a Malova.
Quirino ordenó primero a la Legislatura reprobar las cuentas públicas del último año del gobierno malovista. Luego, dio instrucciones a la Auditoria Superior del Estado (ASE), que se presentaran denuncias. Y, finalmente instruyó a la Unidad de Transparencia, informar de “los hechos” en una conferencia de prensa.
Y así se inició un linchamiento mediático y político contra los malovistas. Se inhabilitaron varios ex funcionarios, Pero, ninguno procedió. Mario y Armando siguen en Los Mochis con sus negocios personales con una vida tranquila.
Hoy la situación es diferente y Rocha Moya está en el dilema de hacerse el occiso con el déficit de 2,600 millones de pesos que dejó Quirino o proceder contra el que resulte chivo expiatorio del quirinismo.
A ver si se atreve.