Por: Enrique Velázquez Martínez
Jamás. Nunca. En ningún lugar y en ninguna época, presente o futura, se sabrá quién es el valiente y quién el cobarde.
La historia está para leerla y comprenderla, con valor o cobardía.
¿Quiénes son los valientes?
¿Quiénes son los cobardes?
Acaso quisiéramos adivinar los corrillos de quienes dispararon contra el ejército.
Tal vez se estén dando palmaditas en la espalda; tal vez digan entre ellos: "te la rifaste, bato contra esa guardia nacional"; " le dimos un susto a la 4T"; "Nos portamos como unos valientes, la sierra sinaloense estará orgullosa de nuestra acción".
Estos son los valientes. Y más: ellos se sienten valientes.
¿Y los de la Guardia Nacional? Por supuesto, también son valientes.
¿Y los medios de comunicación?
¿Y los periodistas de " a pié?".
Recuerde el sabio lector que los medios de comunicación son un NEGOCIO, no son A.C., ni beneficencia pública, ni fundación altruista. Nooo. Debe haber ganancias.
Entonces, ¿son valientes?
Suponemos. Ellos se sienten valientes, y lanzan preguntas en pro de la sociedad, alzan la voz valiente e interrogan a quien haya quien interrogar.
Y ahí miro a los eméticos coros, alemanes, loretos, páramos, y demás fauna que los acompaña. Todos son valientes.
Las "benditas redes sociales" con su variada, pintoresca y, a veces, hasta ingenua voz, también se sienten valientes.
Todos. Todos son valientes.
Increpan al presidente en el aeropuerto, lo despiertan de madrugada, le reclaman, valientes.
La oposición política manotea, grita y hasta insulta en ambas Cámaras Legislativas. Son unos valientes.
Y no quiero ahondar más en este tema porque no quiero ni deseo convencer a valientes lectores. Pero, al observar la magnificencia de los valientes opositores siento hartazgo.
Que la historia haga lo suyo.
Pues bien, la historia ha hecho lo suyo.
Los valientes romanos y judíos crucificaron a un hombre sabio, inocente y pacífico. Otros valientes lo bajaron y sepultaron.
Doce valientes llevaron su palabra a los cuatro puntos cardinales.
Aunque con cien y trescientos años de retraso, los llamados cuatro evangelistas llevaron el mensaje a todas partes.
Valiente Napoleón quien, en su afán de triunfo y libertad, se llevó en su andar a millones de vidas humanas. Quienes después lo derrocaron también son valientes.
Valiente la revolución Francesa; valientes quienes se opusieron a ésta.
Valientes quienes lucharon en la Triple Alianza. También los de la Triple Entente.
Valientes los nazis, los japoneses, rusos, ingleses, franceses, americanos y todos los que levantaron un arma en 1945.
¿Y en México?
Valientes los que cercenaron las cabezas de Hidalgo y compañía y las colgaron en la Alhóndiga de Granaditas.
Valientes los que consumaron la Independencia.
Valientes los que asesinaron a Villa, a Zapata, a Obregón, a Calles....
Valientes soldados que masacraron a miles de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas.
Valientes quienes asesinaron a los estudiantes en Ayotzinapa.
Valientes los millonarios quienes empezaron a privatizar la riqueza de México, para beneficio de la "inversión extranjera".
Valientes los grandes empresarios que manejan al país como si fuera su gran empresa.
Valientes los explotadores de ejidos, extractores de oro, plata, bronce, zinc; y contaminadores de ríos y subsuelo.
Muchos de esos " valientes ", ahora, califican de cobarde a un hombre de buena fe quien quiere terminar con la brutal desigualdad de nuestro país. Regresar México a los mexicanos, y llevar a la nación a un considerable nivel.
Lo ve, valiente lector. No hay cobardes. Sólo valientes.
No hay nada qué hacer. Falta mucho camino por recorrer. Faltan muchos enfrentamientos y batallas entre valientes. Al final, la historia se escribirá fría e inevitable.
Por ejemplo, ahí quedaron los Campos de Concentración. Ahí las marcas indelebles de Hiroshima. Ahí los nombres en Tlatelolco, ahí los 43 de Ayotzinapa.
La historia escogerá quienes son los valientes que cubrirá su manto.