Aguilar Padilla: La Política por delante y por debajo ¡bolas!
Creador de la frase maquiavélica: “La Política por delante, y por debajo ¡bolas”, Jesús Aguilar Padilla fue, casi siempre, un urbano perdedor, a pesar de haber alcanzado cargos en la política mexicana.
Y no lo afirmamos en este espacio porque haya fallecido. Lo señalamos públicamente, en su momento, en los espacios periodísticos en los que nos hemos desempeñado. A tal grado que un día en el Congreso del Estado, él era presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados y nos reprochó:
-Tú escribes con mucha saña contra nosotros (se refería a los diputados priistas). ¿Por qué no lo haces igual con nuestros opositores, los del PAN o PRD?
-Pues, porque ustedes son los que gobiernan - le aclaré – deja que lleguen ellos y haré lo mismo.
Conocí a Aguilar cuando era locutor y miembro del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radiodifusión (STIR). Después se ubicó en el gobierno federal en el sector agropecuario hasta llegar a ser delegado de Conasupo y del Infonavit. A finales de los setentas y principios de los ochentas, respectivamente.
Siendo delegado de Conasupo, las bodegas se ubicaban en el puente que une al Boulevard Emiliano Zapata con la calzada al Aeropuerto de Culiacán. Curiosamente, las bodegas sufrían incendios magnos con mercancía y productos del campo que redituaban fabulosos ingresos por concepto de seguro contra siniestros.
Y, despues, cuando fue delegado de Infonavit, creció al patrimonio familiar de Aguilar y sus amigos. Era cuando esa paraestatal conveniaba con empresas contratos de construcción y créditos para vivienda. Allí tuvo de colaboradora administrativa a la célebre corrupta Josefina García Ruiz, compañera de generación en la facultad de Derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Jesús tenía aspiraciones políticas y se adhería a Juan Millán Lizárraga quien empezaba a perfilarse como el guía del grupo cetemista de Sinaloa que alentaba el líder nacional sindicalista Fidel Velázquez Sánchez.
Fue postulado a diputado federal por el PRI en 1988, cuando por primera vez la Cámara de Diputados se conformaría con 500 legisladores, gracias a la reforma electoral que emprendió Carlos Salinas de Gortari junto con Manuel Camacho Solis en 1986.
Aguilar perdió en el Distrito 8 que abarcaba Culiacan y Navolato. El diputado federal fue Rafael Núñez Pellegrin, del PAN. Y en el Distrito 3, ganó Jorge del Rincón Bernal a Fortunato Álvarez Castro. En esa LIV Legislatura Federal, el blanquiazul obtuvo 101 curules y empezó a crecer; despues, se desvaneció en este siglo.
No obstante, Aguilar se mantuvo en la palestra porque siguió adherido a Juan Millán, que ya ganaba espacios nacionales bajo el manto de Fidel Velázquez. Obtuvo la delegación federal de la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, cuyo titular era Jorge de la Vega Dominguez; y desde allí alentó la candidatura de Millán a la gubernatura de Sinaloa
Juan Millan gobernó Sinaloa de 1999 al 2004 y sus secretarios más cercanos fueron Óscar Lara Aréchiga, Abraham Velázquez Iribe y Jesús Aguilar Padilla. Y metió como cuña en Desarrollo Económico a Heriberto Félix Guerra que no era priista y simpatizaba más con el PAN por su esposa, Lorena Clouthier Carrillol, hija de Manuel Maquío Clouthier.
Desde el principio de la administración millanista, Juan Sigfrido perfiló como sucesores a Jesús y Abraham. El que fuera electo tenía el compromiso moral de dejar de sucesor al otro. Aguilar resultó el seleccionado por el dedo de Millán en 2004, pero realizó una campaña política aciaga ante Heriberto Félix Guerra, que se postuló por el PAN.
“Todos saben que ganó Heriberto” fue la frase que deambuló entre los sinaloenses, porque el resultado fue de una diferencia de 11 mil votos que aparecieron “de última hora” en el municipio de Badiraguato y Mocorito (ese episodio lo reserva muy bien el entonces presidente municipal Antonio López García, que nomás sonríe socarronamente cuando se lo recuerdan).
De cualquier manera, Aguilar fue gobernador de Sinaloa, pero siguió siendo un perdedor, aunque tuviera poder. Se aferró a su compadre Jesús Vizcarra Calderón para hacerlo gobernador. Y perdió otra vez. La traición a Millán lo arrastró, a pesar de cobijarse con el grupo político de Atlacomulco, con el tristemente célebre Enrique Peña Nieto. Y aunque obtuvo la subsecretaría de Agricultura, siempre lo persiguió un descalabro.
Casi al final de su periodo gubernamental, le mataron al secretario de Turismo, Antonio Ibarra Salgado, a quien masacraron en plena avenida Álvaro Obregón, incluyendo a la escolta. Y luego a su compadre Enrique “Gallo” Mendivil, quien presidía la Asociación Ganadera de Sinaloa, lo asesinaron también en la transitada avenida Obregón. (aaay, no, si esa asociación halará de sus dirigentes, cuánto pus brotaría)
Lo último que Aguilar perdió fue la batalla contra el cáncer. Fue operado del páncreas siendo gobernador, perdió a su esposa Rosa Camacho en 2022, por efectos del Covid, y finalmente sucumbió por las secuelas quirúrgicas, el 30 de enero de 2023.
Descanse en Paz.