Marito Zamora Gastelum: Gigante con pies de barro.
Dos relatos de la política mexicana ilustran lo que sería el corolario del proyecto electoral de Marito Zamora Gastelum en el 2021.
Primero:
Cuando el PRI destapó a José López Portillo como candidato a la presidencia de la República en 1976, éste fungía como secretario de Hacienda y Crédito Público. Los medios de comunicación afines al gobierno destacaron la noticia y reprodujeron la declaración de un funcionario que catalogaba a JLP como “El Mejor Hombre de la Revolución”. Aún vivía el cacique potosino Gonzalo N. Santos “El Alazán Tostado” y poseía el Rancho-latifundio “El Gargaleote”.
El hacendado leía la información y llamó a su hijo, el famoso rejoneador Gastón Santos:
-Mira, hijo – mostrándole el periódico – “este cabrón puede, efectivamente, ser el mejor hombre de México, o el que mejor toreó al loco de (Luís) Echeverría. Pero no es el mejor hombre de la Revolución. Su bisabuelo fue comisario del Imperio de Maximiliano, su abuelo cacique de Jalisco con Don Porfirio y después Ministro de Relaciones con Victoriano Huerta, y su padre fue coronel huertista. Así que, en qué sobremesa familiar escuchó hablar bien de la Revolución”
López Portillo fue presidente de México de 1976 a 1982, pero en el intermedio expropió el Rancho-Latifundio “El Gargaleote” cuando el famoso “Alazán Tostado” agonizaba víctima de un derrame cerebral.
La historia narra el corolario de JLP: un sexenio lleno de excentricidad, despilfarro e influyentismo. Una caída de la economía, la más severa de la historia de México, desde la época de la Revolución, producto de decisiones arbitrarias e ineptas. Corrupción vertiginosa. Devaluación del peso en un 400 por ciento. Moratoria de pagos de la deuda externa. Y de remate la nacionalización de la banca.
En su último informe de gobierno JLP lloró frente a millones de mexicanos, pero lejos de conmover a la población, la enfureció más y fue motivo de parodias y burlas que pusieron fin a su frustración presidencial.
Segundo:
Marito Zamorita, es considerado entre los mismos priistas – genuinos y recientes – como el clásico “gigante con pies de barro”.
Esa expresión suele utilizarse para señalar la vulnerabilidad y fragilidad de alguien, a pesar de su apariencia sólida. El origen de tal alocución se encuentra en el Antiguo Testamento, en el Libro de Daniel (pasaje 2:26-45) en el que el profeta explica el episodio en el que el Rey de Babilonia, Nabucodonosor tuvo un sueño en el que aparecía una estatua gigante hecha con diversos elementos: oro, plata, bronce, hierro y barro.
“…la cabeza era de oro, el torso de plata, las caderas de bronce, las piernas de hierro y los pies eran de barro cocido…la escultura es golpeada por una piedra que cae de un monte, pero cae a los pies, y de forma increíble se derrumba la estatua y la destruye por la fragilidad con que se había hecho la base”.
Daniel interpreta el sueño como una señal de que todos los grandes imperios o personajes idolatrados, tienen su punto débil y, antes o después, terminan sucumbiendo.
Un ejemplo claro es José López Portillo a quien consideraron un gran político, administrador y financiero. Pero al final fue un “Gigante con pies de barro”
En la elección presidencial del 2018, José Antonio Meade, era, en el papel, el mejor preparado – técnica, administrativa y financieramente hablando - de todos los contendientes. Al final fue un “Gigante con pies de barro”.
Zamora, es un émulo de José Antonio Meade, y como tal, se considera, en apariencia, un experto financiero, por eso en su campaña pregona programas crediticios para los sectores productivos, porque - como él dice -, es lo que sabe hacer. No llora, como Jolopo, pero se cree atleta como el extinto presidente.
Sus abuelos – materno y paterno – pertenecieron a la United Sugar Companies, que después se convirtió en la Compañía Azucarera de Los Mochis. Su abuelo paterno fue dueño del Colegio Privado Mochis. Y como fifí pirruris, estudió en el ITESM y en Londres.
Como dice, Gonzalo N. Santos: ¿En qué sobremesa familiar, ha escuchado este Marito hablar bien de la Revolución, de las clases sociales y el bienestar común?
Aparte de ser técnico financiero, Marito sólo sabe bailar, pedalear la bicicleta, pasear en cuatrimoto, trepar graderías a velocidad, y hacer casting para modelar o ser animador en algún show man.
Ah, y como buen pendenciero, amigo de pugilistas, a Marito le gusta retar a su contrincante, en lugar de convencer a su seguidores.
Así que, como Meade y Jolopo, este Marito acabará siendo, también, un Gigante con pies de barro.