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Toledo y Sánchez Celis: Amigos y Enemigos

logo con foto columna           Antonio Toledo Corro y Leopoldo Sánchez Celis establecieron su amistad política a principio de la década de los cincuenta; fueron compañeros en la XL Legislatura de Sinaloa, por circunstancias nacidas de una intriga (*)

           Sin embargo, después se volvieron enemigos en la disputa por la gubernatura. A tal grado que Toledo salió huyendo de Sinaloa, porque Polo la ganó y no le perdonó a “su amigo” que le peleara la primera magistratura de la entidad.

            No obstante, esas circunstancias, le permitieron a Toledo buscar nuevos horizontes en Baja California, primero, y después en Campeche donde conoció a Carlos Sansores Pérez, quien lo relaciona a niveles superiores con José López Portillo para que en 1980 fuera postulado, al fin, candidato a la gubernatura de Sinaloa.

            El personaje Axcaná González, narra muy bien en la novela “La Sombra del Caudillo” de Martín Luís Guzmán, sobre la amistad política que se vuelve enemistad, en la lucha por el poder.

            Dice:

            En el campo de las relaciones políticas, la amistad no figura, no subsistela amistad simple, sentimiento afectivo que une de igual a igual, imposible... son siempre émulos envidiosos, rivales, enemigos en potencia o en acto… Por eso ocurre que al otro día de abrazarse y acariciarse, los políticos más cercanos se destrozan y se matan… De los amigos más íntimos nacen a menudo, en política, los enemigos acérrimos, los más crueles

            Eso ha ocurrido en la política mexicana, siempre. Se pactan acuerdos entre supuestos amigos, para continuar en el poder, pero brotan las intrigas palaciegas para que uno de ellos sea anulado.

            (*) En el último año del gobierno de Pablo Macías Valenzuela ya se sabía que el poeta Enrique Pérez Arce sería el candidato al gobierno de Sinaloa. Sánchez Celis ya había sido palomeado para diputado local; invitó a su amigo Toledo a Culiacán para visitar al general Macías.

            Guillermo Barraza (Tío Memo), era proveedor del Gobierno del Estado y había recibido instrucciones de entregar material deportivo a Polo para su campaña política. En la oficina de Memo sucede éste diálogo:

            -Quiero pedirle un favor a mi general Macías – imploró Polo – quiero que conozcan a un buen amigo mío. Es del sur y se llama Antonio Toledo Corro, es muy popular y la quiere jugar para diputado.

            -¡Qué lástima! – Repuso Memo Barraza – esa curul ya tiene dueño. Se trata del ingeniero José Palomares. Además, el licenciado Pérez Arce ya lo palomeó.

            -Pues, de eso se trata – requirió Sánchez Celis – ese Palomares ataca a don Pablo en un periódico de Mazatlán. Aquí mi amigo Toño trae un ejemplar, casualmente.

            -A ver, permítanme – saltó Memo – Ahorita subo con don Pablo a decirle.

            No tardó mucho. El gobernador mandó llamar a Toledo y frente a él, habló por teléfono con el candidato Pérez Arce. La intriga había fructificado. “El Tigre de Escuinapa” había ganado su primera candidatura política.

            Polo y Toño fueron diputados en la XL Legislatura de Sinaloa y fueron artífices en la caída de Pérez Arce para que el doctor Rigoberto Aguilar Picos concluyera el sexenio gubernamental.

            Toledo inició un ascenso y con apoyo del Coronel García Valseca asume la dirección del periódico El Sol de Mazatlán. Después, con ayuda de Sánchez Celis alcanza la presidencia municipal de Mazatlán.

            El “Tigre” se siente con garra para contender por la gubernatura, por el hecho de ser nombrado “El mejor alcalde del país” en el periodo presidencial de López Mateos.

            Pero, la historia ya la sabemos, Leopoldo Sánchez Celis ganó la candidatura y no le perdonó a “su amigo” que le disputara tal objetivo. La reflexión de Axcaná González se había cumplido.

         Años después, Polo y Toño recobraron la amistad, por otras circunstancias, derivadas en el gobierno de Alfonso G. Calderón.

        Esas infaustas circunstancias que se producen siempre en los procesos sucesorios del poder político en el país.

       Tomen nota, delirantes que aspiran a gobernar Sinaloa.